Vienen de todo el mundo: Estados Unidos, Rusia, Corea del Norte y de otros confines, sin importar las fronteras políticas.
"Las semillas se llevan bien, no ha habido ninguna pelea todavía", bromea Cary Fowler, un agricultor que diseñó el banco de las semillas y actualmente es el responsable de su consejo asesor y asesor ejecutivo del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos.
"Creo que sería difícil contar la historia de la humanidad sin hacer referencia a lo que hay en esa sala", continúa Fowler. "Estas variedades son supervivientes, son las que nuestros ancestros consideraron que valía la pena salvar".
EXTINCIÓN
Sin embargo, no todas las cosas que comemos han sido tan bien conservadas. Durante toda la historia, los alimentos han menguado y aumentado de popularidad y abundancia, y unos pocos incluso han desaparecido.
Comparado con los registros históricos, solo en Estados Unidos el 86% de las variedades de manzana que crecían han desaparecido, por ejemplo.
Las antiguas coliflores de Cornwell se han extinguido, igual que la pera de Ansault, cuyo sabor describían algunos expertos del siglo XIX como deliciosamente mantecoso.
¿Cómo comienza el camino hacia la extinción de un alimento delicioso? ¿Y qué se está haciendo para abordar el problema?
Tendemos a pensar que un tomate es un tomate, una zanahoria es una zanahoria, pero a lo largo de los años los granjeros han introducido nuevas réplicas genéticas de cosechas y de ganado.
El trigo utilizado hoy para hacer pan, por ejemplo, es diferente al trigo que se utilizaba hace 20 años en la misma receta.
Además, igual que los perros, puede haber muchas razas diferentes o de variedades en el caso de los cultivos de una sola especie.
Pero la producción masiva en la agricultura ha provocado la homogeneización de ciertos alimentos.
"La gente comenzó a usar sólo un par de variedades de lo que estuviera produciendo –carne, leche, huevos o fibra– para conseguir que animales del mismo tamaño pudieran caber en una cadena de producción en serie para su procesamiento y transporte y –lo que es más importante– hacerlos crecer lo más rápidamente posible", explica Ryan Walker, director de mercadeo y comunicaciones de la organización Livestock Conservancy (Conservación del Ganado) de EE.UU.
"La agricultura hoy es sobre todo un juego de números".